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jueves, 7 de enero de 2010

el camino...


Dame fuerza y un poco de incertidumbre, cuida mi espalda y agarra mi mano, ya no puedes mirar a través de los ojos de ese niño callado que juega a la pelota en el corredor de una casa antigua? no te preocupes, mientras no te acostumbres a callar, todo esta bien, hasta que termines de gritar, las cosas empezarán a cambiar. En este microuniverso de los dos, las palabras le dan vida a las estrellas y a la luna de queso, tu mirada se ha encayado en la incipiente soledad olvidada debajo de tu cama. Te puedes recostar sobre mi hombro mientras viajamos hacia las montañas de tu pubis ingenuo, inhóspito, salvaje; no necesito correr mucho para saber hasta dónde tengo que llegar, solo quiero estar sentado en la punta de tu deseo para verte caer al infinito.
Redoblarán mis tambores y saltarán tus palabras, nunca sabes cómo terminará la historia pero siempre quieres vivir en ella, a fin de cuentas, siempre caminas hacia el crepúsculo de mis canciones y en mis cuentos amorfos terminas siendo la princesa encerrada en el castillo de las desilusiones mientras yo, el intento fracasado de ser un príncipe azul que sigue intentando matar tus dragones y llevarte al final del arcoiris; por suerte, somos antihéroes, personajes en escala de grises, tu no quieres ser princesa y yo fracasé como caballero, pero seguimos luchando, seguimos cabalgando, como un quijote sin armadura y una dulcinea que necesita leer cantares de tiempos remotos y me gusta leerte esos cuentos en el filo de tu cama, a veces disfrutamos más de reventar los pupillos de seguridad que el regalo que lo resguarda. Mejor levanta tu falda, agarra una pistola y salgamos a disparar al viento, las balas no nos alcanzan y la noche recién empieza, no se si soy lo mejor para tí pero no puedo ser lo peor que te haya pasado y eso es buena señal. No tengas miedo, parece que el camino no te va a llevar a ningún lado, pero caminamos juntos y encontraremos la puerta juntos...

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