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lunes, 23 de julio de 2012

señal de humo

Me sigues siendo irreal, un sueño, un fantasma, una canción que aún no termina su estribillo. Estás sentada frente a mi, yo te miro con tal delicadeza, aprovechando cada instante como si un viento te fuera a llevar de ahí y te escondiera en el horizonte para siempre. Escucho una de las primeras canciones que te dediqué, el momento es tan mágico que me da esperanzas. Sonrisa de ratón, silencio de octubre, todavía me tiemblan las piernas como la primera tarde que me quedé sentado a tu lado y pensaba que la vida sí puede tener finales felices. Tan felices que son irreales, irreales como tú. Escribo para alejar mis demonios, para ejercer mi derecho a no tragarme las cosas, odio esa sensación de quedarme con el peso de las palabras en la espalda. Eso siento hoy. Sabes? esta mañana, el cuadro que cuelga de la pared de mi habitación, me mostraba el inicio de nuestros avatares: diciembre del 2007. Desde esa fecha, aprendí a disfrutar las noches en vela, mirando tu rostro; que me acaricies el corazón con esos dedos que, según tú, eran raros, llenos de cicatrices vinculadas a la tensión, a la costumbre... y que para mí eran los únicos con el derecho a tocar un extraño y arrítmico pedazo problemático de ventrículos deformes que intentaban sonar bien cada vez que tu cabeza se reclinaba en mi pecho. Desde esa época aprendimos a poner la mano, el hombro, la cara. A decir "cree en mi, vamos a salir adelante juntos" a prometernos una cosa: merecernos ser felices. A cuidar de la caja de incertidumbres y ser el perro guardián de tus ilusiones. Te concocí con el cabello largo y corto. Con vestido de noche y con los difíciles jeans acampanados que siempre salimos a buscar por la ciudad, El saco de lana que llamó mi atención cuando te vi entrar por primera vez cuando estabas en la universidad y la camiseta de Jane´s addiction que compramos en Santiago. La habitación inundada de fotos, la que estaba adornada con libros y pósters del Che Guevara. La habitación vacía. La habitación que llenamos juntos, la que apaisada fue nuestra confidente en cientos de noches que permanecimos unidos, unas cuantas que dormimos separados y otras tantas que no dormimos juntos. Las noches de luna llena, de luna curiosa, de lluvia gélida. Si viviera inundado por el odio, por el resentimiento, por el pasado vicioso; podría hablar de las épocas oscuras y tristes que vivimos. Pero no es necesario. No vale la pena y nunca lo ha valido. Mas bien es sencillo hablar de las veces que me levantaste el rostro y me empujaste a salir adelante. Cuántas noches que no me atreví a decir las cosas de esta manera, cuantas veces que pensaba en salir corriendo a abrazarte y levantar tu cuerpo como en una película, y mi maldito miedo no me lo permitió. Fui un estúpido que no fue capaz de lanzarse al vacío con todos los riesgos que implica, cuando perdí el tiempo sujetando el arnés a mi cintura. Cuando intentaba erróneamente de impulsar tus momentos de flaqueza, exhortando como lo haría un militar y no apoyando como un novio debe hacerlo. Cuando me enseñaste a no hacerlo. El tiempo ha sido generoso con nosotros. A mí me ha enseñado a valorar, a reflexionar, a desechar. Me ha dado la posibilidad de olvidar el camino, de perderme en medio de la nada. Ahora, después de todo este tiempo, solo tengo la duda del mañana, donde todas las piezas encajan, menos una... la que tiene tu rostro, la que encierra tu corazón. Solamente creo que es justo decirnos "buena suerte..." por todo lo que hemos vivido o morir en un abrazo sincero, dejar los juegos y los errores de lado y seguir caminando, es lo que tu quieres y es lo que yo siempre he querido...

miércoles, 18 de julio de 2012

prólogo a la 30 edición




"Queda prohibido no crear tu historia, no comprender que lo que la vida te da, también te lo quita"
                                                                                                                                    Pablo Neruda.






En este tiempo aprendí que los libros te cuentan infinidad de historias, pero la calle te da los insumos para escribirlos, los sueños están en el aire a la espera de ser alcanzados, pero se los cristaliza únicamente con trabajo y esfuerzo. Los amigos verdaderos no siempre están a tu lado físicamente, pero se vinculan a tu corazón para siempre. La gente no es buena, pero tu manera de actuar ante el mundo determina la calidad de personas que se acercan a tu vida. La gente que más estudia, tiende a perder la sensibilidad por las cosas sencillas de la vida. La tecnología es el verdadero cisma de las relaciones interpersonales; más cerca y más lejos que nunca. Todos estamos acostumbrados a aprender por el sufrimiento, aunque lo ideal sería aprender por consciencia. 

Muchos amigos han caído antes que yo, muchas personas dejaron de saludar, algunas se fueron sin decir adiós, y otras llegaron sin ser invitadas. Hace 10 años no sabía que iba a ser de mi vida, hoy se en donde no puedo estar después de 6 meses. La paz es un regalo que das a los más cercanos, la confianza es un hilo delgado que sostiene mil kilogramos de estabilidad, tienes que equivocarte mil veces para entender la lección y debes enfermarte para valorar la salud que malgastas a diario.

No he logrado alcanzar a tener todos los bienes materiales que necesito pero he llegado a tener todo lo que quiero... y no he sido feliz. Pero he amado con toda el alma, he llorado por perder al amor de mi vida, he perdido amigos y he ganado conocidos; aprendí a valorar la compañía y estar a gusto con la soledad. He llegado a comprender que el amor no es el sentimiento más grande, sino el perdón; que lo importante no es razonar sino equilibrar el "logos" con el delicado arte de sentir; comprendí que uno debe trabajar para mejorar su calidad de vida, mas no sacrificar su calidad de vida por el trabajo. Si no haces lo que te gusta, vas muriendo lentamente y si no haces lo que quieres, tu vida es un tapón de sentimientos que estallarán sin medir las consecuencias. Nunca callar, siempre decir la verdad, ser correspondientes a su forma de ver la vida.

A los 15 años soñaba con ser una estrella de rock y viajar por el mundo, vivir solo y hacer lo que me daba la gana; ser un personaje "beat", escribir, fumar, beber, bailar toda la noche sin importar las consecuencias del mañana. Lo hice, aprendí a ver las cosas de mil maneras distintas: he desconfiado, he mentido, he manipulado, y tampoco he sido feliz.  Recuerdo el consejo de mi mejor amigo "mantener la gracias es saber que estás obligado a ser transparente, feliz e incorruptible". Hay que sonreír más y pelear menos. Hoy dejo de ser el autor material e inicio mi camino a ser el autor intelectual. Todo cambia, todo evoluciona, nada se queda estático. Nadie cambia, a menos que te veas obligado a hacerlo.




lunes, 16 de julio de 2012



A la memoria del ciclista caído, del padre, del fotógrafo, del hermano, del OLVIDABLE... tus consejos todavía los pongo en práctica, los que me regalaste detrás de cámaras y los consejos de la vida también... Ojalá estuvieras aquí, todavía ensayaríamos en tu casa, cantaríamos "muchacha, ojos de papel" y "al lado del camino", seguirías acariciando con notas musicales las cuerdas de tu bajo y yo seguiría golpeando los tambores. Ojalá... 

I

Cuando baila, se desconecta totalmente, parece que vuela, sus amigos comentaban que, desde que conoció a Franz Ferdinand, una especie de "epifanía hipster" inundó sus sentidos. El cabello rapado a un lado, falda negra y botas de cuero; el resto de su cabellera negra cae hacia un costado. Su forma de vestir la hace ver especial sobre el resto de chicas. Bailaba como si el mundo se fuera a terminar mañana. Yo permanecía sentado en una esquina con una cerveza en la mano. Ella se acercó al ritmo de la canción, me arrebató la botella y empezó a cantar: "ahh kiss me, flick your cigarette and then kiss me, meet me where your mind won´t kiss me..."; no era la mujer más guapa del lugar pero era la mujer que bailaba como si mañana se iba a acabar el mundo.
Nunca fui bueno en conquistar mujeres, es un hecho. Tampoco es que me ha ido mal, pero en general, no soy de esos conquistadores contumaces que salen todas las noches a "aumentar su galería de trofeos", pero se sentó a mi lado y me dijo "no tienes mirada de deseo, eso es atractivo y fuera de lo normal" sonreí. Me invitó una cerveza y me contó la famosa historia de cómo conoció a Franz Ferdinand. Tabién había bailado y pasado una noche junto a los ataque 77. Su anécdota me cautivó ya que soy un fanático del grupo argentino. Me habló de un extraño cementerio de sal en Ica, su aberración al facebook, la teoría de conspiración que gira alrededor de su entretenida forma de controlar las actividades diarias de sus miembros y lo molesta que estaba con el gobierno. Soñaba con ser cantante y abrir a los daft punk. Siempre es interesante hablar con una mujer que tiene temas de conversación. Después, la sorpresa. Me miró fijamente y empezó a reír. "tienes una mujer en tu mirada, yo busco un hombre que no me embarre con su historia.". Sinceramente no me interesaba en absoluto estar con ella, pero no quería dejar de conversar. Decidimos salir de ahí y contarnos historias. La ciudad en la noche es una furiosa dama herida que escupe veneno en cada esquina. Hablamos de drogas, de las "sales de baño" y el caníbal de Miami, de "indie" rock, Shoppenhauer, celulares, teorías de conspiración. Me ilustró acerca de los padres de la música electrónica: kraftwerk. Nos hicieron correr dos veces e insultamos una más. Nos reímos. Nos miramos fijamente. Ella era la sombra de una mujer que tenía el corazón roto. A veces es más sencillo esconderse en una fachada de “rude girl”, su novio la había dejado para ir a los Estados Unidos; ella vendió todo lo que tenía y se fue tras él. Cuando llegó a su casa en Miami, encontró a otra mujer viviendo con él. Nos miramos. Me abrazó y lloró. Llegamos a su casa, le dije que estoy seguro que existen mundos paralelos, y estoy seguro que en uno de esos mundos paralelos ha sucedido todo lo que imaginó en su cabeza. Hasta jugaríamos a dejar el pasado atrás e intentar ser felices, pero hoy no, en esta realidad no. Nos miramos por última vez. Me regaló un CD de música, porque según ella, era lo que más nos podía mantener unidos. Después, me hizo prometer que nunca jamás intentaría buscarla, si la veía en la calle, no la saludaría, si coincidimos en un bar, me iría. Un corazón roto no merece archivar ilusiones.

II

El teléfono empezó a vibrar. Su voz, dulce y cálida, tenía una misteriosa “sazón” que la diferenciaba de otras ocasiones en las que hablamos. “quería ver si estabas ocupado, quisiera conversar contigo pero esta vez no es de negocios” intrigado, acepté.
Entre sollozos, me invitó a subir a su auto, empezó a hablar de su trabajo, de su nuevo departamento, de therion. Es una chica ejecutiva que gusta del metal sinfónico y del gótico. Pero su mirada estaba perdida. Lo confirmé cuando dijo que manejaba sin rumbo fijo. Parqueó en una esquina y me dijo “mi ex novio piensa que estamos saliendo y que tuvimos una aventura”. Cuando la conocí, estaba sentada en su escritorio, yo solamente llegué, entregué mi tarjeta de presentación y un DVD con servicios audiovisuales. A los seis meses aproximadamente, me contrató para filmar un par de videos. Nada del otro mundo. Ella era un cliente que gustaba conversar conmigo y pedirme referencias. Yo era un proveedor amable que nunca pensó en nada más. Su novio se fue a un concierto de Metallica en Bogotá, nunca la llamó. A través de las redes sociales encontró comprometedoras imágenes de su amado con dos chicas muy borrachas a las afueras de un popular bar rocker de la capital colombiana; a lo que sólo pudo responder: “pero amor, lo que pasa en Colombia, se queda en Colombia, no lo tomes a mal!”.
El sujeto en cuestión cuestionó la calidad moral de su ex amor, dijo que seguramente vamos mucho tiempo de relación y que ella es lo peor que un hombre puede desear. A final de cuentas, su error era nada a comparación de su aberrante actitud. Entre lágrimas, me confiesa su amor. Yo no tengo palabras, peor aún oraciones. Ella es un cliente y yo un proveedor amable. Es una lástima que en este juego de ajedrez sea un peón. Le pedí disculpas, el ambiente tenía un almizcle a venganza que no me dejaba respirar. Los juguetes deben ser adquiridos en las jugueterías, no en el pecho de las personas.

III

Esta página aún no se escribe… la dejo reservada para ti, ¿quieres escribirla conmigo?