Aunque creas que las garras te pueden destruir el corazón, sólo intento atraparlo para lamerlo con mi lengua áspera y seca, pero llena de cariño, amor y cuidado. No será la sensación más placentera, pero es mi intento por sanar tus heridas, no es mi culpa haber nacido con esta lengua, pero es mi intención la que, al final te hará saber que no siempre lo más suave es lo mejor...
No se porque te gustan tanto los gatos, simplemente son animales ingratos, insensibles, ariscos. Son depredadores caseros, salen cuando quieren, son voluntariosos y a veces no puedes confiar en ellos. Debo aceptar que también son intrigantes, enigmáticos, bellos, preponderantes y valerosos, saben cuando dar cariño y a quien dar afecto, su mirada se refleja en la noche más oscura y saben lo que quieren, tienen uñas afiladas para desgarrar la piel de sus víctimas pero son afectuosos con sus pares.
No esperan a que sus dueños les alimenten o les amen, pero creo que son mas incondicionales que los perros, lindas criaturas más dóciles y adoctrinables, los gatos, en contraposición, son mucho más independientes y saben lo que quieren, no puedes enseñarles y peor, obligarles a que te amen o te sigen, pero si logras entrar en su vida, saben como demostrar su respeto y amor.
Este ejercicio me ha servido para entender que no te gustan los gatos, mas bien te pareces a uno de ellos; maligno, independiente, de mirada enigamática y penetrante, que sólo deja entrar en su vida a quien se lo merece... ahora aprendo a valorar más a los gatos. Ahora aprendo a valorar más tu vida.
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