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martes, 12 de mayo de 2009

movilidad del corazon y otros fenomenos parasitarios



- Cuánto tiempo vas a seguir asi?


- el tiempo que me lo dictes...




Estuve un día en un concierto de una banda de mi ciudad que extrañamente conozco su sentir, aunque los vea como una tarea de mentirosos, no se porqué; pero sus canciones son muy sentidas y su acidez pseudo-folklórica muchas veces golpea mi sentir. Al final de la canción, las luces se apagaron totalmente; en unos segundos, una cegadora luz blanca se posó sobre el escenario, donde estaba parado el cantante, quien son la sinceridad que nunca podríamos tener dijo:


" te deje que te vayas con dos condiciones: una, no me dejes de querer y dos, vuelve algún día"...


En ese momento me di cuenta que somos víctimas no retratadas del miedo a amar. En todo holocausto existen víctimas que nadie reclama, en mi caso es el absurdo corazón. A pesar que el amor es el peor sentimiento de todos, y acústicamente retrato a los sentimientos como a los Dioses del Olimpo, sentados en su cóncava sala blanca hueso en medio de las nubes, discutiendo acerca de la triste y monótona vida de los humanos... y el amor es Zeus, pero sin su rayo destructor, sin su retratada barba blanca y sin su poderío imaginado, mas bien es un tipo flaco, de cabello oscuro y corto, tal vez rapado, de lentes, con sus dientes un poco torcidos, sus orejas un poco salidas y su dedo izquierdo un poco pintado de nicotina, con un conato de barriga que lo vuelve un poco gracioso y una pierna más larga que la otra... desmerecido por sus similares, asume la posición del Rey del Olimpo y trata de ver al resto desde su majestuosa montaña, pero sólo es un tipo común que se siente magno al ver el riachuelo y los peces que circulan sin sentido alguno.


En fin, los días pasan y uno tiende claramente a ver entre las calles, en los sueños, en las pesadillas y debajo de las alfombras, huele perfumes que no existen y asimila el paso del reloj entre suspiros y actividades diarias... los platos, la guitarra, los amigos, los desconocidos, y la vida se va transformando en una serie de incognitas claramente etiquetables: ahora vivo solo, pero desde que llegó mi mascota a la casa de mis padres, una schnauzer miniatura demasiado violenta y grosera para su tamaño, las cosas empezaron a tner un sentidoinimaginado y yo una nueva postura en el hogar. De pronto, la pequeña perra se transformo en un guardián para mí, si es gracioso que mis padres y ella no podían acercarse a mi perra sin su permiso; era una madre sobreprotectora, de esas de antaño, la que no tenía reparos en golpear y limitar a su cría, yo en cambio, injusto y cretino como todo buen ser humano, no le daba el paso porque mi corazón era de "tutuno"; un basset hound mezclado con beagle, torpe, vago, amoroso, sencillo... víctima de un cáncer (si, ahora a los perros también les da cáncer), la pérdida más cruda que recuerde, después de la muerte de mi abuelo, quien se merece otra hoja, unas cuantas más, diría yo. Y no es que el perro esté al mismo nivel que mi abuelo, pero son las emociones las rectoras de mis actitudes...


De pronto me entero que mi perrita está deprimida, no quiere comer, no quiere dormir, ya no tiene la gallardía de un pitbull ni la energía de un galgo Afgano; en fin, fui a visitarla el fin de semana y tuve quedarme con ella, dormí n la cama que era mía y ella en mis pies, como en los viejos tiempos y mejoró notablemente; yo en mi posición de amor extraño, de afecto, de que talvez no quiera estar con mi mascota por todas las travesuras y su mal carácter y todas las marcas en las manos que me dejaron sus colmillos, la deje con mis papás, hasta que me di cuenta que yo soy igual, que me siento un poco (bastante) solo, que tengo gente a mi alrededor que ya no está y que no me llena en lo absoluto, que alguna vez descuidé el amor de esa linda mascota por preocuparme del pasado y de los posibles, pero que podría cambiar el destino marcado en ella... hay que trabajar por eso. Extrañamente, el mismo día ella me dijo "cómo quieres que vuelva si no me dejas ir?"... lo mismo que le hago vivir a mi perra, ella me lo hace, o hizo, no se, aún no le pregunto al corazón, ya se me hace raro hablar con los ventrículos y las venas y los movimientos diastólicos que a veces, palpitan al ritmo de su nombre.


A veces nos aferramos a las personas y a los perros, porque nos dan la compañía que necesitamos, pero y las personas y los perros necesitan de nosotros? ahora veo lo simbiótico que puede llegar a ser una relación. Muchas veces los golpeamos y les hacemos daño, con la diferencia que el corazón del perro es más noble, y con una simple y dolorosa mordida, se solucionan las cosas... no espero que me muerdas, ni deprimirme y dejar de comer hasta que vuelvas como mi perrita, peor aún deprimirte, por eso lanzarme al vacío en medio de la carretera, para no incomodar más tu camino, mas bien seguir caminando, hacia donde? no lo puedo decir en este momento, tu puedes decirlo? igual, la gente es como las olas, por mas grande que sea, por más que te golpee, te ahogue y te revuelque escupiéndote hasta la orilla, siempre vuelves a entrar sin ánimo masoquista, entras queriendo romper la ola, traspasarla, aunque notoriamente es imposible, sólo quieres que la ola no te vuelva a arrastrar, que pase, que grites porque no te tumbó, aunque en tu felicidad no te percates que atrás vienen tres que te vuelven a mandar a la orilla...


Ayer llegó el grabado que me regalaste una vez... y me conformo con tener tu mirada en mi habitación acompañándome en las noches que, no entiendo porqué, cada días son más frías.


1 comentario:

  1. Y decías que no escribías bien? Mira tu con qué me encuentro.

    Dejo mis palabras en algún lugar del desierto de la memoria.

    Maya, mayinger, Qué lleva a los animales y a las personas a ser seres agresivos? Lo que nos rodea.

    Sigue y no pares...

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