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jueves, 10 de septiembre de 2009

el silencio


He recorrido muchos kilómetros de carretera, he llorado un par de noches sobre sábanas extrañas y no puedo negar que he reído como un niño unas cuantas tardes de domingo. Algunas veces he sacado al infame humano que pocas veces suele trasgredir la inmunda y apabullante memoria del hastío, de lo que uno hace y de lo que no hace pero la gente cree que hace (eso es lo peor), por eso lo tengo encerrado, confinado al destierro del podría, amarrado en las mazmorras de la soledad...
He simulado estar serio y he podido ser muy feliz, otras veces me he levantado muy enamorado y he terminado la noche solo y melancólico; hay momentos en los que el hastío ha producido en mi los momentos más memorables de mi cotidianidad, y otras en la que el amor ha desarraigado mi presente y ha olvidado mi futuro.
Algunas veces me he arrepentido de decir ciertas cosas, y en ciertos momentos me he arrepentido de tragarme algunas palabras que hubieran cambiado mi destino de manera profunda y definitiva... es extraño levantarse un día en el infierno, sentarse en el cielo por la tarde y acostarse en el limbo en la noche, eso sólo ha sucedido un par de ocasiones.
Hay noches en las que, licor en mano, pienso en lo irreversible de las circunstancias no resueltas, otras noches sólo quiero bailar en la lluvia agarrado de tu mano, parar el tráfico de un beso silente para encadenar este país tan lleno de nada...
A veces sueno a vacío, a tristeza, a soledad, pero eso es sólo a veces.
Un día de estos huiremos a la montaña, nos acompañarán nuestros músicos, nuestra guitarra y mi tambor, tus fantasmas y mis demonios, las piedras, tu ruleta, la pistola calibre 44, los racimos de pasión y la muchedumbre de sombras que tantas veces terminan en nada alrededor de los árboles cansados de seguir parados.
A veces no se que escribir y a veces me es tan necesario no decir nada... todo ya esta dicho entre tus manos.

1 comentario:

  1. El texto se lee tan triste que me estristeció!

    Huyamos a la montaña!

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