Cuido en cada sueño esas manos tan frágiles y tan destructivas que caotizan mis sensaciones, siendo las 12 del mediodía, es mejor huir de esa mirada que va cercenando las entrañas de quien solamente busca darte una flor; cada día salgo por la ventana del circo violentando las seguridades de tu brasiere con el fin de robarte el corazón, resguardado por esos senos celadores que bastantes noches me dejaron sin aliento.
El sinfin de tu sonrisa se despliega como alfombra fina, invitando pasar hasta tus labios carnosos, fuertes, dulces, mordaces; siendo las 4 de la tarde, huyo a tus brazos por los estramuros de esta ciudad que ya no es mía, es de los dos.
Me razgo las alas para darte de comer mis huesos, se que te morderé las uñas para que no me lastimes mucho el sentido de realidad, aunque en realidad el sentido de tenerte a mi lado, que seamos dos antropófagos corriendo en la noche, buscando el lugar preciso donde podamos devorarnos sin piedad; toma mi mano, no es la más tersa ni la más fuerte, pero es lo más seguro que te puedo ofrecer, camina a mi lado, las piedras no te alcanzarán y la gente no nos quemará; si quiero quemarme, lo hago en las brazas de tu amor, si quieres morir, lo harás apretando tu corazón contra el mío. Somos dos fenómenos en este mundo, tan raros y discímiles, tan extraños como semejantes, tan tuyo, tan mía, tan nosotros...
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