Tanto tiempo encerrado, agazapado, remordido debajo de la cama, en un punto obscuro, inerte... rezando por un milagro que no iba a pasar, ya lo sabía pero los chicos que miramos con ilusión a las estrellas siempre deseamos que una ráfaga fugaz del destino juegue a nuestro favor. Ella no sabía hablar, pero sus ojos eran tan expresivos que cautivaban la fría noche y para ser sincero, actualmente me dan miedo las mujeres que hablan poco y se desfogan con los ojos.
Se sentó a mi lado. Nunca fui bueno para iniciar una conversación, peor ella, que no sabía tejer las palabras adecuadas... El fracaso. Un cigarrillo nos une. Una sonrisa. Silencio... yo no puedo ofrecerte nada, ni una sonrisa, ni una conversación, ni una cerveza. "Es mi cumpleaños..." susurra. Y el caballero indiferente de mi interior se sube en un caballo ciego para emprender una empresa imposible. Esto no va a terminar bien.
Soy de los que piensan que una mujer no debe quedarse sin soplar una vela, sin recibir una flor y sin recibir una caricia cuando están tristes. Pido una vela en el bar y le canto "feliz cumpleaños". Sólo se limita a sonreír y a soplar. De pronto, mete lentamente su mano en la cartera de la cual saca un pequeño Wolksvagen safari de plástico, amarillo con azul, "te lo regalo", era una trampa; mientras descifraba fascinado mi nuevo tesoro, no me percaté que volvía a meter su mano en la cartera, pero en esta ocasión, para sacar una cámara de fotos; una antigua rebel X; mis ojos alcanzaban a ver como se cargaban los cartuchos, era un rehén en el paredón de la muerte, solamente escuché shhhh... y el último click! que me vislumbra hace que el tiempo y el espacio se detengan en un cegador destello de luz blanca.
Por mi profesión siempre estoy detrás de la lente, odio estar adelante. Odio posar, incluso he llegado a creer que la cámara de fotos sí te roba el alma... comprendí que una mujer que habla poco necesariamente debe expresarse de otra manera, como ella, "me encanta tomar fotos de desnudos, pero no se si sea una depravada o algo por el estilo" comentó mientras guardaba su equipo. Las barreras cayeron en ese instante.
"no soy muy buena para hablar, pero creo que soy mejor tomando fotos". En ese instante comprendí sus ojos expresivos y tristes. Salimos a la calle a tomar fotos, el frenesí de imágenes robadas nos dejaban al borde del abismo: primeros planos, detalles enfocados, miradas efusivas, sonrisas.
Ella es una adicta, no puede dejar de manipular la cámara, no deja de captar imágenes. De pronto se da la vuelta frenéticamente, me agarra de los brazos y me dice: "no puedo enamorarme de vos, eres demasiado bueno, te voy a hacer daño, ni se te ocurra que vamos a hacer algo hoy". Quedo pasmado y no digo nada. Me limito a sacar un cigarrillo y a pensar en la bomba de tiempo que camina a mi lado. Me atrapa, quiero saber más.
La imagen es muy clara: dos chicas ebrios besándose apasionadamente en el filo de una grada afuera de un portón negro de metal. Quedo impresionado con su técnica, su sensibilidad y la habilidad para captar imágenes que pasan a veces tan desapercibidas. "hace un año me diagnosticaron esquizofrenia severa: la única vez que lloré fue cuando se escapó mi gato y a veces trabajo con mi ex novio, que también es mi profesor de fotografía y de vez en cuando hago el amor con él cuando nos sentimos solos... ¿cual es tu secreto?" solo pude agachar la cabeza, apagar el cigarro y decirle que mi único secreto es no hablar de lo que siento y guardar las cosas que me duelen. "creo que podría enamorarme de ti, ¿me aceptas?" prefiero regalarle un abrazo, contarle mi teoría de los mundos paralelos; seguramente en este mismo instante, en un universo paralelo, estamos haciendo el amor en una habitación obscura, midiendo nuestra exposición a la luz, explorando nuestra sensibilidad, abriendo tu diafragma y dejando miles de imágenes reveladas en el cuarto obscuro de nuestro corazón... pero esta noche, aquí, solo quiero salir corriendo, y tú necesitas algo más que yo no te voy a dar. Lo siento pero ese "sacrificio" judeocristiano ya no va conmigo... "siempre termino hablando de más y caminando a mi casa con mi única pareja: esta vieja cámara"
Ni siquiera quiso despedirse de mí. A veces conversamos por vía virtual, decimos poco y nada, es nuestra manera de expresarnos. En un universo paralelo, mientras tanto, estamos desnudos fotografiándonos excitados, sin salir de casa... en una sesión eterna de luz.